Ganó el equipo Merengue, ese mismo que venía con Zidane en la opinión pública, criticado y reprochado hasta la saciedad. Real Madrid liquidó 1 – 3 al Barcelona.
Emocionante clásico español. No se puede esperar menos. Por necesidad y tradición, Barcelona y Real Madrid brindaron un maravilloso espectáculo. Estos tipos de partidos no es parar perdérselos. Estos partidos siempre serán interesantes, sin importar el presente deportivo de los equipos.
En tan solo 10 minutos tras el pitazo inicial, ya sea habían encajado dos goles. Golpeó primero el Real Madrid, con el francés Benzema en la asistencia y Federico Valverde en la posición de 9. Roles truncados, pero el resultado fue perfecto: tremendo Golazo visitante, de entrada y para sacudir este duelo.

El FC Barcelona reaccionó de inmediato. Con eficacia y sin fallar. La primera que tuvo, facturó. El empate llegó con una buena acción ofensiva, manual de cómo un lateral llega al ataque y asiste. Jordi Alba fue el autor intelectual del tanto, firmado con la letra del chico Ansu Fati, juvenil que descresta y al que vale la pena seguir a menudo porque cada vez se le ve más completo, inteligente y hábil. Una joya de jugador al servicio de Messi y su corte. Ojo porque el argentino jugó un partido especial y por varios pases todo el eje ofensivo del cuadro blaugrana pasó por sus pies.
Después de un penalti a favor del equipo blanco para desempatar el partido al minuto 62’, el cual fue ejecutado por el capitán merengue Sergio Ramos (21 penaltis consecutivos sin fallar).
Lo que siguió después en el clásico no tuvo ni un segundo de aburrido. Fueron de esos partidos en los que uno como aficionado no se puede distraer. Absorbente, magnetizados por la respuesta del FC Barcelona y los argumentos ofensivos del Real Madrid, al que se le vio más claro de cara al gol desde el minuto 84. Tuvo dos claras ocasiones, que bien le pudieron dar un triunfo más abultado.

El remate del compromiso fue ampliamente favorable al Real Madrid, que al ver la cantidad de espacios disponibles, entendió que debía atacar. Arriesgar por un gol, dadas concesiones de su rival. Modric encontró esa oportunidad con un remate en el área sin el nivel de exigencia que supondría tener a una defensa experimentada. Lo hizo fácil.
En el momento más complicado, Zinédine Zidane encontró el respaldo de su plantilla. Con amor propio y bastante fútbol se impuso en el clásico español. Si apostó en su contra, ya sabe que en estos casos es cuando menos se puede desconfiar del DT francés.